
PONENCIA DE PATRICIA CANO
ADENTRO , AFUERA O EN EL MARGEN? Notas acerca del atravesamiento de la pandemia en un Centro Cerrado de jóvenes privados de libertad.
El título de este trabajo , aparece en la órbita de la reflexión acerca de la delimitación de los espacios , justamente allí donde aparece bajo la modalidad de la restricción. Nuestro trabajo con jóvenes de 15 a 21 años se desarrolla per sé , en el contexto de encierro a nivel de los cuerpos y donde la privación de libertad aparece como sancionadores a la transgresión a la ley penal. Entonces se nos presentó allá por marzo de 2020 una situación impensada… cuidar los organismos pero también los psiquismos de quienes ya se encontraban en una situación diferente. En principio el desconocimiento acerca de lo que se trataba esta nueva enfermedad y su modo de transmisión agudizó todo tipo de ansiedades paranoides, en un ámbito donde la actitud paranoide es un modo de supervivencia…Así es moneda corriente encontrar ideas de perjuicio por parte de nuestros jóvenes , ideas que no siempre son bien fundadas y otras veces sí. La competencia, rivalidad y status delimitan en el contexto de encierro un modo de atravesar más o menos cómodo tal experiencia.
Al decretarse el ASPO la vivencia de encierro alcanzó al genérico de la población, exceptuándonos a quienes por la continuidad vital de nuestras tareas continuábamos asistiendo a nuestro lugar de trabajo. Así en nuestra institución como efecto paradojal, surgió una inesperada calma. Al decir de uno de nuestros pibes “… es como que no pasa nada en la calle, están todos de arresto domiciliario…”. Mostrando el aspecto de su sentir “… no me estoy perdiendo nada…” Perderse qué? El espacio que de algún modo les otorga una suerte de identidad ” la calle”. Si algo está presente al escuchar a estos chicos es su deseo de “volver a la calle”. Y no es que se trate siempre de jóvenes que no tienen una casa a la que puedan volver. Pero la más de las veces no hay un ” hogar” entendido como lugar de alojamiento de su falta…Pues o se trata de familias expulsoras o que no han dado lugar adecuadamente a la falta. Y es allí donde la salida exogámica, en los jóvenes con los que trabajamos es la referencia a un lugar sin bordes… Una vez un pibe me decía ” la calle siempre sigue… siempre hay mas” como si hablara de un espacio infinito, sin bordes y sin límites. La calle en estos términos, como modo de pensar un afuera no deja margen. Sin embargo, pareciera que ellos quedan al margen… Al margen de la ley, de lo socialmente esperable y la más de las veces al margen de la simbolización .Ahora bien, volviendo al contexto de pandemia: que paso en nuestro Centro? A ese primer momento de calma, le siguió una suerte de angustia melancolizada en algunos de ellos, G. me dice un día en una entrevista ” …hablo con mi mamá por teléfono, pero como no la veo no sé si me miente…” Al preguntarle yo, porque creía que podía mentirle , él me dice ” necesito verla, mirarle la cara, porque a veces pasan cosas afuera que no me quieren contar ” y allí abre la descripción de situaciones de privación y vulnerabilidad que suelen ser marco común de la vida de estos pibes. Sin embargo , la necesidad de “ver” era en si mismo, ese instante previo, necesario para comprender y concluir. Allí le ofrecí mi celular, para que hablara por una videollamada a su madre, algo que ni por casualidad se me hubiera ocurrido en otro momento. Al poco tiempo los lineamientos institucionales comenzaron a utilizar esta posibilidad ante la imposibilidad de recibir visitas. Y tiempo después ingresaron los celulares personales al Centro, con todo lo que implicaba… cómo regular su uso? Cuanto tiempo permitirle que lo tengan en su poder? Que implica acceder al contacto directo con el afuera con la inmediatez que implica su uso?
Esto puso en juego otros problemas: si ocurría algo en el contexto socio- familiar llegaba a los jóvenes sin mediatización, con lo cual nos encontramos a partir de allí con chicos enojados o tristes sin conocer la razón… a no ser que eligieran compartirlo con nosotros en palabras, con las conocidas dificultades que tienen muchos de ellos para apropiarse de la palabra. Aparecieron escenas de acting – out en donde había que demostrar que se era ” bueno” de acuerdo a sus códigos; o llamadas a madres o novias al modo de manipulación incluso con seudo- intentos de suicidio. La tecnología vino a traer otros modos de relación con la realidad y otro modo de pensar nuestra práctica. Y sobre todo la posibilidad de repensar donde se encontraban. Estaban adentro o no tanto? Y como pensar su lugar en relación a los otros? en un sentido más vasto..
Desde la perspectiva legal la privación de libertad es bajo la promesa de poder pensar una reinserción… pero es posible? Algunas vez estuvieron dentro del sistema social? El estar al margen no resulta solo una cuestión de quedar por fuera de lo productivo en términos de sistema capitalista, son jóvenes que la mayoría de las veces quedan al margen de lo simbólico y de lo simbolizado…Incluso, si miramos en el ámbito psi , cuando se habla de Salud Mental suelen quedar excluidos de las conceptualizaciones. No será momento de empezar a pensar que pasa con ellos? Si pueden empezar a tener un lugar menos objetalizado?
Nuestra apuesta es empezar a darles un lugar, desde la palabra y desde la escucha para que aparezca algo del orden de la subjetividad….Porque mucho de lo que nos encontramos tiene relación a un no- lugar. Por eso voy a traer un recorte del caso de Tomas. quien permanece desde hace 6 meses en nuestro Centro, privado de libertad, donde regresa después de casi un año de haber pasado por aqui, transitando por numerosos Centros de los que es trasladado por pedido propio. Al escuchar en su relato esta deriva permanente , le señalo que había algo de una búsqueda que no terminaba pues ningún lugar lo satisfacía, y es allí cuando puede hablar de su conflictiva con “los lugares”. Su madre y su abuela materna mantenían un conflicto entre ellas desde antes de su llegada al mundo como un entramado preexistente al que adviene. Vivía con su abuela, hasta que volvió su tío a vivir con ella y fue desplazado “… tuve que ir a dormir en un colchón en el piso al lado de la cama de mi abuela…”, “… después no aguante más y me fui a vivir con mi mama…” . Allí en la relación con su madre refiere que ella primero convivía con su abuela , encontrándose gran parte del día trabajando, lo que hacía que Tomas quedara con su abuela. Luego, su madre se fue a vivir con su pareja la familia de éste no quería que se hiciera cargo de un hijo que no era suyo, a pesar de ello Tomás fue con su madre por un tiempo. Todo esta vivencia se resumió en la frase “…ella no estaba para mi …”, “ …se iba y trabajaba todo el día…” . Allí comienza a estar gran parte del tiempo en la calle. Luego conoce una familia numerosa, con la que se va a vivir y de la que dice: “… ahí no había lugar ,eran 7 hermanos…” lo cual lo deja desalojado nuevamente . Posteriormente, forma una relación de pareja a los 15 años , con quien se va a convivir compartiendo espacio con la familia de ella manifestando que en un momento”… la cosa no iba más con ella…” y que durante un tiempo permaneció allí por cercania afectiva a la familia de ella, aunque la relación con su novia le creaba incomodidad. Esa incomodidad que repetidamente termina desalojándolo de los espacios a los que accede. Luego dice “… empecé a juntarme con gente grande y a hacer cagadas…”, lo cual asocia a tener un lugar entre ” los grandes” , al costo de trasgredir la ley y asumir consecuencias al respecto. Su búsqueda no cesó luego de ser detenido, también le costó encontrar un lugar en lo institucional donde posicionarse frente a sus pares, por ello los sucesivos traslados institucionales. Con tal de acceder a un lugar en relación al otro generó siempre “arreglos” sintomáticos , en donde la incomodidad , lo termina llevando luego a un desarreglo y a des-alojarlo de allí. Aquí apareció la oferta de un lugar de nuestra institucion y en particular de la escucha. Que haya podido apropiarse de un espacio de palabra , le ha permitido empezar a construirse un lugar, encontrándose actualmente proyectando en relación a su posibilidad de libertad asistida en noviembre con su mamá con quien piensa su egreso diciendo “…ya no me duele…” acerca del lugar que esperó y no tuvo “… entendí que ella tampoco tuvo un lugar suyo para darme…” , y está elaborando en cuál será el lugar donde quiera estar . Su recorrido se apoyó entonces en duelar , simbolizar y habilitar.
Por lo tanto, nuestra propuesta para estos adolescentes al margen ,es apelar a la posibilidad de abrirles un lugar, para la palabra, para la escucha, para que alojándose allí les permita la salida del resentimiento, que les permita construirse en un tiempo donde aprender a dar para recibir.
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